Ceratonia siliqua L.
FabaceaeEl fruto de este árbol de tamaño medio y de follaje perenne, la algarroba, ha sido utilizado desde antiguo en la alimentación del ganado en su lugar de origen, la cuenca mediterránea, dada la fertilidad de este árbol: un solo ejemplar puede producir hasta 600 kilos de algarrobas al año. La parte exterior del fruto, sin las semillas, tiene propiedades astringentes, mientras que las semillas son laxantes. En el norte de África ambas partes son empleadas tradicionalmente en la elaboración de jarabes y otras medicinas dadas sus cualidades antiinflamatorias, antirreumáticas, antimicrobianas, antioxidantes y laxantes; entre otras.
Su nombre genérico viene del griego keraton, “cuerno”, en alusión a la forma peculiar de su fruto. El término español algarrobo procede del hispano árabe alharrúba y éste (a través del árabe clásico) del persa harlup que significa literalmente “quijada de asno“. Las semillas de esta humilde fabácea, notablemente uniformes en tamaño y peso, se utilizaron en la Edad Media precisamente por los árabes como unidad de peso para el comercio de las piedras preciosas y metales. La palabra quilate, que proviene del árabe querat, originalmente se refería al peso de una semilla de algarrobo. Al-Andalus, en la Península Ibérica, fue una de las puertas a Europa del oro de Sudán, de ahí la difusión del mismo término por todo el continente.
La algarroba, una vez madura, puede consumirse en crudo o para obtener una harina que sirve como sucedáneo del cacao aunque mucho más dulce, con menos grasa y sin sustancias excitantes. Aunque hoy se asocia a épocas pasadas de hambre y penurias, es también un alimento muy nutritivo y cada vez más utilizado en la alimentación humana, hasta el punto de estar considerado un “superalimento” en la actualidad.