El ágave de dientes de tiburón es nativo de estados mexicanos como Hidalgo o Querétaro. Son regiones que fueron exploradas por el médico y humanista Francisco Hernández en su importante expedición entre 1570 y 1577, destinada a investigar las propiedades medicinales de las plantas del Nuevo Mundo.

El médico toledano aprendió la lengua nativa náhuatl para desentrañar mejor los conocimientos que estas plantas pudieran proporcionar y descubrió que los indígenas tenían en esta lengua un sistema propio de clasificación que sorprende porque se adecua con bastante exactitud a las agrupaciones basadas en los criterios taxonómicos actuales; aunque quizá de manera no intencionada, esta taxonomía usada por Hernández supone un intento de salvaguarda de saberes ancestrales antes de que pudieran desaparecer las culturas prehispánicas que los generaron. El hecho de que el médico español usara los nombre comunes en náhuatl de las plantas y, en ocasiones, en purhépecha y otomí, otras lenguas nativas del territorio mexica, nos hace entrever que buscaba que su libro no fuera útil solo para el rey Felipe II, sino para los propios nativos de la Nueva España.