El macroacantha es un ágave originario de los estados mexicanos de Oaxaca y Puebla, regiones que exploró a la búsqueda de plantas nuevas para el rey Felipe II el protomédico general de las Indias, Francisco Hernández (1517-1587). Este erudito humanista fue enviado a la entonces llamada Nueva España con el propósito no solo de dar cuenta de los medicamentos, sino de reunir la flora y componer la historia de las cosas naturales del Nuevo Mundo.

Con este ambicioso cometido, Hernández dirigió la que podemos considerar la primera expedición científica en América -en concreto los territorios centrales de México-, previa a las que en el siglo XVIII y al hilo de la Ilustración financiarán los monarcas borbones. Salió de Sevilla en 1570 para volver siete años después, en 1577, con 22 tomos de esa Historia Natural de la Nueva España producto de sus investigaciones en el terreno, pero además con un extraordinario equipaje compuesto por semillas, plantones, animales vivos y disecados… incluso parece ser que un herbario de plantas secas, pegadas sobre papel y prensadas, en una técnica hoy frecuente pero entonces revolucionaria, que solo unas décadas antes había comenzado a cambiar radicalmente los métodos de conservación, ordenación e intercambio de plantas.